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El sueño de tener un trabajo cuando tienes una discapacidad
Marco Antonio García es un extremeño nacido en Amorebieta aunque criado y residente de Coria. Es la vida normalizada de una persona con discapacidad intelectual, que vive solo en su apartamento, que ha vivido el estigma social por su discapacidad, pero a pesar de eso lucha a diario por tener un trabajo, ser independiente y vivir su vida tranquilamente con su novia. Esta es su historia. |
El sueño de tener un trabajo cuando tienes una discapacidad
Como cada mañana temprano Marco Antonio García, «Markito» como le conocen sus amigos, espera en una transitada calle de Coria (Cáceres) el autobús que le lleva al centro ocupacional que la asociación Mensajeros de la Paz tiene en la vecina y fronteriza localidad de Moraleja.
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Allí este extremeño con discapacidad intelectual, aunque nacido en Euskadi, pasará una larga jornada formativa junto a otros compañeros con distintas discapacidades,
formándose para cumplir su sueño de poder encontrar un trabajo y ayudando a mantener al centro que durante 18 años ha sido su segunda casa.
Yo no soy ningún tonto
Markito sabe que la formación es vital para todo el mundo pero aún más si cabe para las personas con discapacidad. «Encontrar trabajo es difícil para todos, pero para nosotros aún más, algunas personas no confían en nuestras capacidades y en sitios rurales o ciudades pequeñas la gente todavía desconfía más de nosotros porque nos ven como niños pequeños o no nos toman en serio por conocernos de toda la vida». «Y yo no soy ningún tonto, tengo una discapacidad pero durante muchos años me he formado con cursos de cocina, jardinería, camarero e incluso celador». Este último oficio es el que más le gusta a Markito. «Mi sueño es ser celador en el hospital de Coria, ya me presenté a las oposiciones, aunque aprobé no me dio la nota para trabajar», explica Markito quien segura que seguirá intentándolo todos los años. |
Yo pago mi alquiler, mi luz y mis gastos con mi pensión
Marco Antonio a pesar de su 65% de discapacidad vive solo desde hace nueve años en una vivienda social de la Junta de Extremadura.
«Yo pago mi alquiler, mi luz y mis gastos con mi pensión, pero yo no quiero tener una paga, quiero ser autónomo totalmente y lucho cada día por buscar un trabajo.
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Ahora mismo vengo de hacer una entrevista laboral para trabajar de mantenimiento en un polideportivo» nos cuenta Markito.
«Nunca me voy a rendir en mi empeño de ser independiente, encima ahora estoy estudiando
inglés por recomendación de mi novia Ana, así puedo tener más opciones, como me explica ella».
Es hijo de uno de tantos matrimonios extremeños que durante los años 70 tuvo que emigrar para buscar un porvenir lejos de su tierra, ellos lo hicieron a Amorebieta durante los años de plomo. «Yo soy el pequeño de cuatro hermanos y aunque nací en Amorebieta hace 37 años no tengo muchos recuerdos de aquellos años, con cinco ya nos volvimos para Coria así que me considero coriano», relata con orgullo Markito. |
Markito fue a clases al Colegio Virgen de Argeme
Pero estos primeros años en Coria no fueron muy buenos, Markito fue a clases al Colegio Virgen de Argeme y su adaptación fue muy difícil y dura.
«Debido a mi discapacidad y a llegar nuevo de otra tierra me costaba seguir las clases, y claro, eso hacía que mis compañeros se rieran de mí, sufrí acoso escolar por mi discapacidad.
Insultos, rotura de libros y alguna pequeña agresión eran mi día a día en el colegio» cuenta con dureza nuestro protagonista.
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Pero poco después esta situación cambió, pues Markito acude al otro colegio de la ciudad, sus padres tras una reunión con los profesores del primer centro deciden el cambio.
El nuevo colegio es el Camilo Hernández y allí es feliz con sus nuevos compañeros. Este nuevo centro escolar cuenta con clases de apoyo para las personas con discapacidad y su vida cambia radicalmente.
En Camilo Hernández he vivido parte de los mejores momentos de mi vida
»En Camilo Hernández he vivido parte de los mejores momentos de mi vida, allí los profesores hicieron todo lo posible por enseñarme e incluirme como un niño más en la vida del colegio y la ciudad», subraya con alegría Markito. «Además, allí encontré uno de los grandes tesoros de mi vida: mis amigos. Con ellos sigo en contacto y salgo muy a menudo», añade Marco Antonio. Aunque nuestro protagonista nos relata que lo único que echa de menos de esa época fue no poder sacarse el graduado escolar. «Ahora es uno de mis mayores retos, en septiembre empiezo las clases en la escuela de adultos junto a mi novia Ana», comenta con tono serio. |
Para finalizar, Markito sigue haciendo énfasis en la necesidad de oportunidades para las personas con discapacidad. «Muchos tenemos cierta fatiga de vivir constantemente tutelados, necesitamos que nos den oportunidades laborales, y si valemos, pues que nos contraten. No se puede discriminar a nadie por su condición o apariencia física». «Además quiero ganar dinero para tener unas vacaciones en el País Vasco, la tierra que me vio nacer», comenta entre risas y con mucha esperanza este luchador anónimo extremeño.
Marco Antonio es uno de los protagonistas del proyecto «Extremeños Extraordinarios» que Gentinosina Social desarrolla con la financiación del SEPAD (Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia) de la Junta de Extremadura
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El sueño de tener un trabajo cuando tienes una discapacidad
Fuente* Acción para el cambio social
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